21 junio, 2008

LA SALA DE LO PENAL








oy sábado hemos recibido en casa una carta del juzgado que ha puesto a Esme los pelos de punta, se le citaba cómo testigo presencial a un Juicio. El susto se ha convertido en risas al leer el nombre del imputado: Gonzalo Munilla

He de reconocer que yo ya estaba a la espera de esta magistral invitación en forma de citación judicial a la presentación del libro “La sala de lo penal” de mi amigo Munilla. Y confieso que callé como una puta a la espera de echarme unas risas a costa de mi mujer.

El hecho de que la carta llegara tarde no ha impedido que pudiera asistir ayer al divertidísimo Juicio de Faltas contra el siempre original y sorprendente autor del libro ganador del VI Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Morón”.


El lugar donde se celebraba el acto no podía ser menos acorde para un evento de características legales, a la barra de bar y los graffitis de las paredes me remito, pero todo quedó explicado cuando vimos aparecer al juez y al abogado defensor, ambos con look de ángel del infierno pero debidamente indumentados con toga y cubalibre en mano. La aparición de Munilla cabizbajo, esposado y acompañado por un agente, dramatizó la situación. La silla, el micrófono y el retratista que lo esperaban dejaron claro que íbamos asistir a un juicio real.

Antes de comenzar a analizar la obra por la que se inculpaba al joven sociópata, supimos que la suerte del mismo la decidiría el pueblo, es decir, todos los presentes; Y que de opinar que el acusado era culpable tendríamos el privilegio de asistir a la aplicación de la pena máxima sobre el malhechor en forma de inyección letal.

De boca del autor pudimos oír uno a uno los poemas que dan forma a un apasionante y embaucador libro que, bajo un disfraz tan serio y austero, tan vacío y distante como es un sumario jurídico, esconde argumentos tan emocionales y humanos como son el amor, el miedo a crecer, la vergüenza, la nostalgia.

Aquí os dejo uno de los poemas, uno de mis favoritos:


Una vez leída la polémica obra, escuchamos entre risas cómo juez y abogado acusaban y defendían respectivamente al imputado, y fue entonces cuando el peso del veredicto recaía sobre los presentes, ¿CULPABLE O INOCENTE?

Sin duda, ante la morbosa oferta de asistir en vivo a la ejecución in-situ de un ser vivo, ganó culpable por goleada. Pero más allá de esta propuesta yo no dudé en levantar mi mano, y es que Gonzalo Munilla es culpable, culpable de todos los cargos que se le imputaban y de muchos más; Culpable de derrochar originalidad en todo lo que toca, culpable de enamorar (en el más hetero de los sentidos) a todo el que le conoce, y culpable, sobre todo, de tenernos en vilo cada vez que amenaza con un nuevo hit.

Qué lejos vas a llegar, rufián!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Un testigo de excepción.
Gracias, sucio.

Anónimo dijo...

Por cierto, que no todo es blanco o negro... por su sabor, colacao; si contemplamos otros factores importantísimos, como la su disolución en frío, por supuesto nesquick silver.

Amable dijo...

Si es que es el puto amo

maba dijo...

que bueno que hayas vuelto!!!!!

y buenísima la performance(?), ejecución(?) de Gonzalo...hay documentos gráficos????

besos!! para ti y para Esme!!

[MANU]Zapa dijo...

Hola María!!

Que guay verte por aquí!! ya ví el video de Daniela, está enorrrrme!

De la presentación de Gonzalo No tenemos documentos gráficos, por desgracia. Y lo pienso y manda webos! En la era en la que vivimos donde todo el mundo va armado con cámaras en los móviles, y los más relacionados con la imagen ya ni nos molestamos en sacar una foto en un momento importante para un colega...

En fin, que me alegro mucho de saber de tí, y espero que nos sigamos viendo!!

ESTELAMARIS dijo...

Al Muni hay que mantenerlo como si de agua se tratara, cuenca hidrológica de imaginación, unidad de proceso que mejora la vida del que esta a su lado, acuario de especies lúdicas, unas veces con la cámara, otras con un "BIC".

Gonzalo expresa lo que está por venir, más vitalidad, más capacidad, más innovación, nuevo recurso urbano.

¿Para cuándo un segundo?

Anónimo dijo...

Una crónica excepcional del evento que puedo perfectamente imaginar sin haber asistido. Y unas palabras preciosas hasta para los que no son dirigidas.
un abrazo.